Con el acompañamiento de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, firmantes de paz en el corregimiento de Conejo, municipio de Fonseca, La Guajira, producen cada semana cerca de 200 kilos de queso costeño, aportándole con ello a la economía del departamento y la región.
Convencidos de que Colombia necesita vivir en paz, 65 firmantes de paz, entre los que se encuentran 30 mujeres, asentados en la finca San Luis, en inmediaciones de Conejo, desarrollan el proyecto productivo denominado ‘Sistema Sostenible de Ganadería’, a través del cual producen queso y suero costeño.
Para poner a producir su idea de negocio, cada uno de los 65 miembros de la Cooperativa de Paz de Colombia, Coompazcol, invirtió el incentivo de 8 millones de pesos que recibieron tras la firma del Acuerdo Final de Paz, destinado a la compra del ganado que permite obtener la leche de la cual producen el queso que comercializan en supermercados y tiendas de la zona.
“Estamos construyendo paz porque es un beneficio de nosotros los firmantes que le estamos vendiendo al pueblo y le estamos dando trabajo a la población, entonces con eso estamos ayudando a que la población también tenga su trabajo”, mencionó María Edilsa Rojas, firmante del Acuerdo de Paz, quien se encarga de la elaboración del producto alimenticio.
Para “echar a andar” este emprendimiento, en el que participan sobre todo mujeres, María Edilsa y sus compañeras recibieron capacitación del SENA, asesoría y acompañamiento de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la ARN.
A las 6:30 de la mañana inicia su labor diaria para producir entre 22 y 25 kilos de queso en época de verano cuando la leche es poca, y de 28 a 32 kilos cuando hay mayor cantidad. El producto se vende como ‘pan caliente’, debido a que su sabor es inigualable y, por ello, lo busca tanto la comunidad de la zona como comerciantes que llegan desde Fonseca a comprarlo.
En la finca San Luis, donde tienen este emprendimiento, el queso no es lo único que comercializan, también tienen para la venta huevos semicriollos, gallinas y miel de abeja; todo con el toque diferente de que son productos naturales, además de que con esto le están apostando a la paz, la reconciliación y la reincorporación.
Sin embargo, no ha sido fácil, debido a la estigmatización que aún persiste en el territorio y los diferentes obstáculos que deben afrontar para ejercer sus ciudadanías libres. Pero esto no es impedimento, porque su esfuerzo y liderazgo en la región, de a poco se ve validado por aquellas personas que le apuestan a la paz y ven en ellas y ellos, un reflejo de compromiso firme por acompasar sus proyectos económicos con la posibilidad de aportarle a una sociedad más justa y democrática.
Con sus emprendimientos construyen paz, no solo por haber abandonado las armas, sino porque emplean a personas de la comunidad del entorno, en la elaboración de sus productos que luego comercializan. Desde la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, estamos dispuestos a seguir avanzando en un proceso que le apueste a la paz en Colombia.