Ayer se me dio la oportunidad de acompañar una rueda de prensa relacionada con el balance que presentaría Wilber Hinojosa, presidente del Concejo de Valledupar, sobre lo que, según él, se hizo durante las sesiones extraordinarias de la corporación. Además, respondió preguntas ajenas al propósito del encuentro.
Como ya es casi costumbre, el concejal llegó tarde. La rueda de prensa estaba citada para las 9:00 a.m., pero solo 35 minutos después apareció el presidente del Concejo. Su justificación fue: “Se me presentó un inconveniente”. Digamos que la tardanza fue de buena fe, partamos de esa presunción.
Una vez iniciada la rueda de prensa, el enfoque fue el proyecto del intercambiador vial que se realizaría en la glorieta Mi Pedazo de Acordeón, para el cual los concejales aprobaron un cupo de endeudamiento al alcalde de Valledupar por cerca de $50 mil millones. La obra tendría una duración de 18 meses y contaría con tres niveles: uno subterráneo, uno a rasante y otro elevado.
Sin embargo, según Hinojosa, la obra fue archivada por falta de coordinación técnica y financiera. Y aquí surgen varias preguntas que el ciudadano también se hace: ¿Por qué no se previó esto antes de aprobar semejante endeudamiento? ¿Acaso no se estudió bien el proyecto? ¿Cómo se avala un cupo de $50 mil millones y luego simplemente se dice que no era viable?
Por más que se le preguntó al concejal, audazmente salió por la tangente. Fue tibio, justificó al Concejo y se limitó a decir que los recursos fueron redireccionados y se aprobaron vigencias futuras.
En medio de la rueda de prensa, se insinuó que la obra no se haría por razones políticas. En resumen: la obra no va, así lo decidieron quienes mandan.
Otro tema que causa curiosidad es la Secretaría de Seguridad aprobada por el Concejo. Hoy no tiene ni oficina, y los contratistas por OPS andan de “larin larán”, de un lado para otro. Al preguntársele sobre esto, Wilber Hinojosa dijo que “le falta músculo financiero” y que “es imposible que funcione sin condiciones”.
Entonces, la pregunta cae de su peso: ¿antes de aprobar su creación, no preguntaron por la fuente de financiación ni por su viabilidad? Lo aprobado terminó generando un gasto inútil para el municipio.
Esto mismo lo critiqué cuando el entonces alcalde Mello Castro, con el respaldo del mismo Concejo —incluyendo a Wilber—, aprobó la creación de la Secretaría de Desarrollo, Medio Ambiente y Turismo, otra dependencia de papel, sin músculo financiero, limitada a organizar mercados campesinos y ferias empresariales.
¿Qué le aportan estas secretarías a los vallenatos? El tiempo da la razón, y ahora, con los hechos consumados, toca recomponer sobre la marcha y buscar recursos donde ya no los hay.
Solo queda esperar a que el tiempo revele las verdades de este municipio, porque desde el Concejo se siguen tomando decisiones poco acertadas. Y cuando se meten la pata, la tibieza, la justificación y la tardanza están siempre a la orden del día.
Por. Arturo Alfaro