EMDUPAR, empresa en la cual laboré mientras me formaba como profesional en la UPC y que llegó a ser insignia de la eficiencia administrativa de Valledupar para orgullo de todos los vallenatos, ha sido declarada financieramente inviable.
Tal diagnóstico le fue notificado a la ciudadanía por su gerente actual en forma casi que intrascendente: una declaración radial, un titular en un periódico capitalino y una entrevista al periodista Andrés Molina que sirvió para informar la búsqueda -o el encuentro- de un atípico colaborador empresarial al quien, si no entendimos mal, se le entregaría la operación del sistema de acueducto y alcantarillados de la ciudad por no se sabe cuántos años venideros.
Pese a la forma desatendida de tal notificación, la noticia es de una trascendencia e importancia vital para la ciudad, se está decidiendo casi que a media voz el futuro de los servicios públicos domiciliarios esenciales de la ciudad. Creo que esta trascendente decisión debió comunicarse de mejor forma a la ciudadanía vallenata haciendo uso de mecanismos de transparencia y de participación ciudadana, invitando a los gremios, a los usuarios, a los concejales y ediles, a los diputados y parlamentarios del Cesar y, por supuesto, a los medios de comunicación.
Considero que un hecho de tanta importancia debió anunciarse un acto público presidido por la gerente, la Junta Directiva y el Alcalde Municipal, demostrando con cifras el estado actual de la empresa, sus indicadores críticos, la solución aconsejable y si esa solución es una mera propuesta o una negociación ya en curso.
Debió informarse a los vallenatos qué va a pasar con Radian, con los sindicatos, con el Plan Estratégico 2020-2023 “EMDUPAR S.A. E.S.P. EN ORDEN CON LA PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN DEL RECURSO HÍDRICO”. Estos y muchos otros interrogantes sería bueno que se despejaran y se debe considerar que las soluciones hay que proyectarlas hacia adelante, que el panorámico es más amplio que el retrovisor, también es bueno que se establezcan las causas y los responsables de la catástrofe financiera de la empresa, para que los autores de tal debacle admistrativa asuman de cara a la ciudadanía las responsabilidades que le correspondan.
Corresponde a la gerente, y a la Junta Directiva con el Alcalde Municipal a la cabeza salvar la empresa patrimonio de los vallenatos, garantizar su viabilidad y que la solución que proponen, o que ya adoptaron, no sea peor que la enfermedad y, además, de convencer a la ciudadanía vallenata que no se trata de una concesión disfrazada.
Por. Ernesto Orozco Durán