A veces, perder es empezar de nuevo
Perder no está mal. Al contrario, a veces es necesario. Las derrotas nos obligan a mirar de frente nuestros miedos, a tocar fondo, a preguntarnos quiénes somos sin el aplauso ni el éxito. En estos últimos meses, he vivido pérdidas y pruebas que me han enseñado lo frágiles que podemos ser, pero también lo fuerte que somos cuando decidimos levantarnos.