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¿Macondo sí tiene quien le escriba?, ¡Comprobado!

by | May 16, 2025 | Opinión | 0 comments

Se fue regando como el bostezo,  de boca en boca”.

Rafael Escalona – Entrevista de Gloria Valencia De Castaño para emisora HJCK (1956)

El Caribe colombiano reafirma su encanto macondiano a las generaciones de curiosos literarios que están naciendo en esta última década. Este suceso es solo un abrebocas de lo que año tras año, García Márquez fue cultivando por todo el contexto geográfico del norte del país, de todas esas referencias e inspiraciones que nutrieron gran parte de su obra literaria, engalanando con metáforas y prosas la cotidianidad de cualquier pueblo situado a la orilla del río grande de la Magdalena, la Sierra Nevada de Santa Marta o la Serranía del Perijá, quizás.

Lo anterior puede referirse a una breve introducción para relatar la experiencia que tuve como espectador y anteriormente participante del concurso: “Narrar el Caribe desde la Mirada de Gabo: Estación Valledupar”, en el recorrido que la Fundación Gabo impulsó en el marco del concurso; “Macondo sí tiene quien le escriba”, por lo cual trajeron a 20 niños seleccionados mediante un cuento que cada uno de los miles de participantes debían postular para participar. Estos 20 niños provenientes de varios rincones de Iberoamérica y de nivel nacional, estuvieron durante varios días en diferentes lugares (Aracataca, Santa Marta, Barranquilla y Cartagena. En ese orden respectivamente) clave para la carrera literaria del nobel.

Para enfatizar más, como miembro invitado para el día 2 del recorrido en la ciudad de Santa Marta, experimenté desde los ojos de relator, la riqueza y la importancia de nuestro lenguaje, aunque con sus variaciones, une a todo un continente, y en el caso del recorrido, unió  a muchos contadores de historias jóvenes que se proyectarán a futuro como excelentes contadores de historias plasmadas en las letras.

Era inevitable que pasara. Estando en medio del recorrido pude notar que había un excelente caldo de cultivo para que los niños quedaran encantados con el universo macondiano, dado que el city tour realizado por un guía sacado de una novela de Gabo (Por casualidades o el mismo destino, el guía que estuvo con nosotros es descendiente de una familia de acordeoneras reconocidas en el Caribe, la familia Cortina, teniendo como reina mayor del Festival Vallenato a Maribel Cortina, tía de nuestro guía y también acordeonero Cristian, como si se tratara de personificar al acordeonero de 200 años en el cuento de Cien años de soledad) por las calles del centro histórico de Santa Marta conociendo la importancia de esa ciudad como última morada de Simón Bolívar, la jornada pedagógica en la sala infantil del Banco de la República donde los pequeños autores pusieron en práctica su imaginación literaria con ejercicios enfocados al relato escrito como potenciador de la palabra y el paisaje natural y cultural de esta resplandeciente ciudad que por cierto, está próxima a cumplir nadas más y nada menos que 500 años, hicieron lo suyo con cautivar y mostrar de primera mano, una parte de la cantidad de referencias literarias en las crónicas  y novelas del nobel.

Más adelante, pude charlar con algunos niños participantes y pasó justo lo que temía que pasara. Quedaron atrapados en el enigmático y surreal mundo de las letras y las historias. Una de ellas, Angie Sofía Páez quien vino desde la capital musical de Colombia ‘Ibagué’ y expresó confiadamente que quiere seguir el camino de las letras estudiando literatura formalmente. Cuenta también que vivir esta experiencia fue un paso definitivo para esta decisión, y que sin duda llegar al epicentro de Macondo, ver el azul del mar junto con el morro de la bahía, y las lanchas estacionadas ansiosas por los pasajeros amantes de las aventuras acuáticas, la llevaron a que terminara de enamorarse de la cotidianidad en la región Caribe Colombiana.

Así mismo, conversé un poco con la joven escritora Samira Huamán, quien vino desde Perú. Aproveché para preguntarle por sus primeras impresiones al llegar a la ciudad, por lo cual su respuesta coincidió con mi hipótesis de que muchos de los niños (Por no decir todos) quedaron impresionados e inspirados por lo que el paisaje tenía para ofrecerles. Dado que manifestó no haber conocido nada acerca del Caribe ni de García Márquez antes de su notificación de ganadora del concurso, en ese entonces como ya ella tenía un acercamiento a la obra de Vargas Llosa, se le hizo mas interesante cuando comenzó a investigar acerca de la carrera de Gabo, añadiendo que ambos escritores fueron colegas de mucha confianza, y que aterrizar en esta ciudad sin duda dejó huella en su imaginario al relacionar los colores, la temperatura y la gente de estos lados con los personajes escritos en varias de las obras Garciamarquianas.

Esta inmersión cultural dejó plasmado en mi imaginario como habitante del Caribe y en este caso, como testigo directo de la experiencia macondiana, que el legado de Gabo se ha sembrado, y se seguirá sembrando en las siguientes generaciones de contadores de historias. Porque todo lo que se mueve en esta tierra, es digno de una novela, cuento o canción, muestra de ello, una de las novelas escritas más traducidas en diferentes idiomas (Cien años de Soledad) y una de las canciones colombianas que han tenido gran reconocimiento y grabaciones en diferentes ritmos (La gota fría), ambas de autores que parió el Caribe y su identidad cultural. De la misma manera, auguro que estos pequeños-grandes autores, llevarán en sus mentes y corazones un pedazo de esta rincón mágico para seguirlo regando como referencié al principio de este escrito, como el bostezo, de boca en boca.

Por: Andrés Felipe Osorio

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