Un escalofriante caso de abuso sexual conmociona a Colombia. José Erley Ramírez Garcés, pastor de la Iglesia Ministerio Apostólico del Reino en Santa Rosa de Cabal, es acusado de violar a su hijastra de 13 años y planear su asesinato. El hecho ocurrió en la vereda San Andrés, Chinchiná. La comunidad de Chinchiná se encuentra indignada, no solo por la gravedad del crimen, sino por la perversa estrategia utilizada por Ramírez Garcés.
Según testimonios de vecinos, el pastor puso música cristiana a alto volumen para enmascarar los gritos de la menor mientras cometía el abuso. Un vecino declaró: “Mientras él estaba violando a la niña, escuchaba música cristiana a todo volumen… Yo escuché unos gritos de una mujer y me asomé, yo pensé que era una pelea de pareja y me paré a ver qué pasaba”.
Un video de seguridad muestra a la niña corriendo y pidiendo ayuda, perseguida por su padrastro. La menor logró escapar de la casa, envuelta en una sábana, alertando a los vecinos que intervinieron para protegerla. Los testigos relatan que Ramírez Garcés llegó a su vivienda a las 6:00 a.m. y puso la música a alto volumen, presuntamente para evitar que se escucharan los gritos de la niña.
Tras el escape de la menor, Ramírez Garcés intentó recuperarla, pero fue impedido por los vecinos. Al huir, fue localizado por la comunidad, que lo golpeó hasta la llegada de la Policía. La niña, liberada de sus ataduras, reveló a la comunidad que había sido violada y que su padrastro planeaba matarla y enterrarla cerca de su casa.
La congregación del pastor ha intentado justificar sus acciones alegando una “posesión demoniaca”, generando aún más indignación. Sin embargo, las pruebas y los testimonios recogidos por las autoridades apuntan a un acto premeditado y cruel. Ramírez Garcés se encuentra detenido y enfrenta graves cargos.
La Policía y la Fiscalía continúan la investigación, mientras la comunidad exige justicia para la menor y una condena ejemplar para el agresor. Este caso resalta la importancia de la vigilancia comunitaria y el apoyo a las víctimas de abuso, especialmente cuando los agresores utilizan su posición de poder para ocultar sus crímenes.
